"...Hay veces, que mi ser se cubre de oscuridad, y desearía escapar, muy lejos, a donde nadie me encuentre, y mi alma, pese al dolor, alcanza a guiar, si acaso, a mi mano izquierda..."

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sábado, 30 de julio de 2011

A propósito de múltiplos de 100, y quizá, de 50.

Recién se conmemoraron 200 años del inicio de la lucha por la independencia de este pedazo de tierra que llamamos México. El mega-puente (que algunas empresas se pasaron por el mega-arco del triunfo) fue recibido con más entusiasmo que la festividad en sí. Ya no hablemos de comparaciones con el entusiasmo que generó la (otra vez mediocre) participación de la selección de fútbol soccer en la justa mundial de dicha disciplina.

"Peros" respecto a la "independencia" los hay para escribir ríos y ríos de tinta, aunque sea ésta virtual. Que si sólo fue una lucha de criollos (y varios mestizos) por obtener poder, mientras los indígenas y mayoría de mestizos fueron ampliamente ignorados para acabar más o menos igual que siempre: Mencionar las condiciones en que viven grupos indígenas de Chiapas, familias enteras que trabajan todo el día en las plantaciones de café, para recibir una paga que hace lucir al salario mínimo menos ofensivo frente a los bonos por productividad, ocupación peligrosa y demás cosas ingeniosas de las que siempre hacen gala nuestros gobernantes.

"Peros" los hay también en el ampliamente ignorado y minimizado centenario de la Revolución, por un lado, el bicentenario lo opaca, y por otro, es como si a los gobernantes, del partido que sea, la palabra "revolución" les produjera una incomodidad difícil de asimilar.

Otra vez, una generación "nueva" alzó su grito frente a la generación vieja, por el puro fin del poder, el cómo lo vivimos y lo que obtuvo el resto, es maquillado en los libros de historia oficial. Maquillada lo es también la cadena de eventos, dónde cada "prócer" anterior fue asesinado por el subsecuente, quedando, al final, todo en "familia".

Minimizado, también, es el hecho que se conmemoren 150 años de varios de los hechos de la guerras de Reforma-Intervención Francesa, éstas, también con su peros: Lucha de clericales-imperialistas-conservadores contra masones-mercantilistas-liberales. Lucha que sigue, con más institucionalismo y menos sudoración, hasta el día de hoy, claro, aderezado por el socialismo-paternalista-clientelar, dónde parece que se ha alcanzado un civilizado común acuerdo de alternancia; todos caben el el presupuesto, sólo limitémonos a luchar por el porcentaje.


Sea, a pesar de nuestra historia tan cíclica y desmemoriada (Como dijo Jorge Agustín Ruiz de Santayana, "Quién olvida su historia está condenado a repetirla"), me quedo con una cosa; que en algún momento, en alguna parte, alguien esté dispuesto a levantar su voz y decir "Ya basta", por más que los visionarios sean siempre los primeros mártires, y los oportunistas sean los encargados de llevar el final de las luchas precisamente a su punto de arranque.

No sé si este país llegue a conmemorar 300 años de independencia, no sé si la humanidad subsista otros 100 años, y si así fuera, para mi bien, no seré testigo de ello, en estos momentos, no me siento ni con las ganas ni con la capacidad de vivir 130 años.

Desearía que, si sobrevivimos como especie 100 años más (y ya que se trata de desear, desearía que varias especies más también sobrevivieran), desearía que no se conmemoraran otros 100 de independencia, y que esta nación, como estado, desapareciera, me explico. Desearía que un futuro, desaparecieran las fronteras, las nacionalidades, las diferencias y consecuentes odios por raza, nacionalidad, religión, edad, sexo, condición económica, etcétera. Sé que es un sueño guajiro. Regresando mi pensamiento al tiempo y lugar en que me tocó vivir, la realidad me golpea, una vez más, "A qué le tiras, cuando sueñas mexicano".

Cuando Pandora abrió aquella caja que le fuera obsequiada por los dioses, alcanzó a cerrarla a tiempo para conservar un único y don y regalo para la humanidad; la esperanza. Nuestra luz en medio de la oscuridad se llama "Pensamiento". Si realmente deseamos vivir en un país o en un mundo libres, independientes y soberanos, hagamos nuestras esas características, en nuestras mentes y en nuestros corazones, cómo dijo el maestro Gandhi; "Sé el cambio que quieras ver en el mundo". No es fácil, y no está excento de dolor, pero es posible, aunque reconozco que la duda se presenta a cada paso dado fuera del camino trazado, pero como dijo Charles Darwin, "Sin duda no hay Progreso".

No hay mejor madre nutricia para el pensamiento que la educación, sea ésta la de nuestros hogares, la autodidacta, o la recibida en instituciones.

 Y hablando de instituciones, madres nutricias, educación y múltiplos de 100 y 50, recordemos que también se conmemoran 100 años de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México.

Nuestra, porque no es sólo de cada mexicano, si no también de cada ciudadano del mundo que esté dispuesto a aportar y nutrirse de ella. Peros también los habrá, como auténtica universidad que es, es un reflejo de nuestro crisol nacional, con sus luces y sombras, pero no hay luz más brillante qu aquella que alumbra al entendimiento. Como acertadamente señaló el rector José Narro Robles, en la Universidad caben todas las ideologías y corrientes de pensamiento.

100 años, y tiende a infinito, pues la libertad de pensamiento no sabe de edades. Felicidades, mi amada UNAM.



"Por mi Raza hablará el Espíritu" (José Vasconcelos).

JVOA, 23 de Septiembre de 2010, 05:17 AM.

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